Fuente: Facebook

Cuando se enteran que ahorró por meses para viajar desde Japón y bailar de charro, la primera idea que se viene a la mente es que Fili mantiene la tradición carnavalesca de Tlaxcala, pero en realidad va más allá pues ha colaborado para extenderla a Estados Unidos y para innovar en los trajes, pero con un toque del pasado ancestral.

De apellido Sánchez Tlatelpa, tras 14 años de vivir fuera de su patria, primero en Estados Unidos y ahora en Japón, Fili regresó para lucir su paño lentejuelado en tonalidades verdes, mostrar un nuevo tipo de plumeron que busca asemejar a un rey azteca y se calzó las botas que refuerza con sus cueros que lo ayudan en la batalla que libra en cada danza de "La Culebra", una de las más emblemáticas del carnaval de Tlaxcala.

Por unos días, Fili dejó su hogar y su empleo en Itabashi-ku, uno de los 23 barrios de Tokio, Japón, para reencontrarse con las tradiciones de su estado y bailar de "charro".

De Japón a Tlaxcala, sin escalas

Impulsado por la necesidad de buscar mejores oportunidades de trabajo, Fili salió de su natal San Pablo del Monte para ir a Estados Unidos y hacer un patrimonio.

- "Salí a los 22 años a Nueva York, empecé lavando platos hasta llegar a ser cocinero de comida japonesa, coreana, italiana y americana".

En la gran manzana fue donde conoció a su hoy esposa Yoshiko y formó una familia que hoy complementa su pequeño Leo.

El deseo por superarse y buscar mejores oportunidades llevó a esta familia formada hace tres años a regresar a la patria de Yoshiko y pese al shock cultural que puede vivirse en estos casos, Fili dice sentirse contento y adaptado.

Su habilidad culinaria le permitió encontrar trabajo en Roppongi, la zona de Tokio considerada para salir de fiesta, pues está repleta de locales y bares. Ahí, precisamente en un restaurante de comida mexicana, prepara los platillos que caracterizan a su patria.

Por unos días dejó atrás a ese país para tomar un vuelo y viajar a su país para convertirse en "charro" y volverse parte de la algarabía del carnaval.

Yoshiko, su esposa lo respalda en todo momento y sonríe de manera amable ante la curiosidad que despierta su presencia en medio de la algarabía del carnaval.

A veces en inglés, a veces en japonés, la pareja hace bromas sobre las experiencias que van viviendo y Fili no desaprovecha la oportunidad de tomar una foto cuando Yoshiko prueba un tamal.

-Esta no me la pierdo, dice Fili entre risas mientras saca de manera rápida su celular para plasmar la imagen.

-"Ya tengo la evidencia de que ya probó tamales".

No sólo mantener, sino abrir nuevos espacios

Uno de las primeras manifestaciones de su gran gusto por el carnaval, fue su iniciativa de organizar carnaval en su lugar de origen: San Sebastián Xolalpan, en el municipio de San Pablo del Monte.

Ya en Nueva York tuvo la misma inquietud, aunque pasaron cinco años para que pudiera escuchar de nuevo los acordes de carnaval.

"En San Sebastián yo fui el que lo inició, no lo hice solo, pero si lo empezamos nosotros, después otro grupo de chicos hizo el carnaval de San Pablo del Monte y en Nueva York se hizo con el fin de bailar más días, ahora ya son más pueblos los que participan, por eso el carnaval en Nueva York es muy largo, empieza en la última semana de abril y llega a terminar hasta el 15 de septiembre en el desfile mexicano".

-¿Por qué cuando estuviste en Nueva York nunca regresaste a bailar y ahora que estas del otro lado del mundo te aventuraste?

"Porque de Estados Unidos me era más difícil salir".

¿Y tras varios años de vivir en Estados Unidos y tan cerca de México, por qué preferiste irte a Japón?

"Porque en México cada vez está más difícil sobresalir, aparte quería saber de otra cultura, viajar, explorar, vivir otra experiencia y aprovechar todo al máximo, ya que otros quisieran ir o viajar y no pueden".

¿Qué te impulsó a venir desde allá para bailar?

"Ya tenía más de 15 años fuera de México y quería a bailar, también quería hacer más cosas que en Japón no puedo, vine a bailar".

Mi esposa no conocía México, mi papá no conocía a mi hijo ni a mi esposa, también lo bautice junto a toda la familia"

¿Qué sientes cuando bailas carnaval?

"La verdad se saca el estrés, la adrenalina que se siente bailar una culebra bueno de hecho desde meses antes al momento que empiezas con las ideas de armar tu ropa, el ambiente del pueblo, la gente que sale a ver este majestuoso carnaval".

Desde Japón viene un rey azteca

Cuando escuchan su historia, la primera idea que se viene a la mente es que Fili mantiene la tradición de la zona con el carnaval, pero no es así, él va más allá.

Sus trajes buscan innovar, pero regresa a las raíces del pasado de este país.

Por eso, su plumeron de este año se aleja mucho del concepto de los tradicionales trajes de charro.

El suyo se aleja de la forma del paraguas.

"Mi idea fue hacer un penacho con las plumas, la idea está inspirada en un rey azteca, hace un año lo intente y estuve buscando varias formas de hacerlo así, pero no me salió y este año insistí y lo logré.

¿Cómo fue que pudiste armar tu ropa desde Japón?

"El sombrero lo fui hacer a México llegue desde el viernes ya sabrás con el cambio de horario, bien cansado, pero ni lo sentí ya que eras más grande la emoción de volver a salir después de tanto tiempo".

Conocedor de la dinámica de carnaval, a Fili sólo le bastó hacer uso de sus contactos para plasmar su traje de rey azteca, cuyo costo ascendió a más de 20 mil pesos.

"Fui diciendo como lo quería, se puede decir como un método de telepatía, pero no quedé del todo conforme con mi traje, pero para la otra lo haré más extravagante".

Después de realizar tu viaje, ¿cómo te sentiste cuando bailaste?

"Fue muy grande la emoción reencontrarme con lo mío después de tantos años y regresaré a bailar, como dice la letra hasta el año venidero", concluye.