TLAXCALA

Devoción en faldas de Malinche, la fiesta del Señor del Monte

A diferencia de las ferias religiosas que cunden a lo largo y ancho de Tlaxcala, la del Señor del Monte tiene la particularidad de hacerse al aire libre, en medio de los árboles y el campo.

05/05/2013 22:17:35
Laura O.Muñoz
agendatlaxcala
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La música de mariachi suena en medio del bosque.
Sus notas se combinan con todo tipo de música, el bullicio de comerciantes que ofrecen todo tipo de mercancías  que surgen mientras te adentras y te acercas al paraje denominado “Teotiotzihatzi”, lugar en el cual se coloca la imagen del Señor del Monte.
Toda una feria puede observarse en medio del bosque.
Aquí no se encuentran caballitos mecánicos, sino ponys que pasean a los pequeños que se animan a montarlos.


Como cada año, este 5 de mayo las faldas de la Malinche se recogieron para recibir a miles de visitantes.
Desde la madrugada, católicos de distintos pueblos inician llegan al paraje “Teotiotzihatzi”, lugar en el cual se coloca la imagen del Señor del Monte.
A diferencia de las ferias religiosas que cunden a lo largo y ancho de Tlaxcala, la del Señor del Monte tiene la particularidad de hacerse al aire libre, en medio de los árboles y el campo.

La leyenda
Desde principios del siglo XX, cada 5 de mayo los católicos de la región sur acuden a las faltas de la Malinche para celebrar la fiesta del Señor del Monte, imagen que, de acuerdo a la tradición, fue encontrada por unos niños pastores en medio del bosque.
Al extenderse la noticia, vecinos de los pueblo aledaños ocurrieron e intentaron trasladarlo a sus lugares de origen.
Se dice que en todos los casos la imagen se tornaba tan pesada que era imposible levantarla, lo cual fue interpretado como una señal de que la imagen decidiría sobre el lugar donde permanecería.
Uno por uno los pueblos aledaños intentaron bajarlo sin ningún resultado.


Fue hasta que los vecinos de Papalotla tomaron su turno cuando la imagen pudo ser levantada fácilmente, por lo que fue llevada a la parroquia del lugar, ahí permanece todo el año en espera de su salida para regresar al lugar en el cual se le encontró.
Así, año con año su presencia es motivo de la feria del Señor del Monte, a excepción de 2009 cuando la emergencia sanitaria por la influenza impedía la concentración de personas, efecto de evitar riesgo de contagios.
El proyecto de santuario
Aunque al principio la imagen se colocaba en el paraje donde fue encontrado, hoy es protegida por un techo, sin embargo, fieles católicos de Papalotla han iniciado un proyecto para construir una capilla y han iniciado los trámites para que sea reconocido como santuario.
Para la edificación con un costo de alrededor de 800 mil pesos, ya se dispone de los terrenos que fueron donados por particulares, al igual que los recursos que han permitido que la obra tenga un avance de 50%, relata Raúl Carreón, uno de los integrantes de la comisión encargada de este proyecto iniciado hace dos años.

Armados con sombreros y municiones de comida, los fieles católicos suben a la montaña para acudir a la celebración.
Su devoción en la mayoría de los casos y en otros la curiosidad, los lleva a viajar desde municipios como Teolocholco, Tetlanohcan, Papalotla, Ayometla, Acuamanala, Mazatecochco e incluso de Canoa, de la ciudad de Puebla,  para visitar al Señor del Monte.
Lo único que uno puede extrañar las horas que permanece ahí es el servicio de telefonía que te desconecta del mundo.
Pero algunos visitantes dicen que ese es también uno de sus atractivos, desconectarte del mundo por unas horas y convivir con la naturaleza.
Para ello, se ofrece toda una serie de posibilidades para un día de campo, las hamacas proliferan como una de las mercancías más demandas, al igual que las pelotas y los artificios que uno pueda utilizar para divertirse.
Mientras camina una señora comenta con sus hijos que venir al monte los aleja de la tele  y su celular.
Largas filas de fieles esperan para visitar la imagen del Señor del Monte, primer punto de la mayoría de quienes acuden a esta feria.
Después de ahí, como en toda feria se pueden encontrar en los alrededores una serie de opciones para divertirse lo que resta del día.
Algunos convierten su visita en un día de campo y colocan en los árboles lazos que en instantes se transforman en columpios o bien optan por hamacas, otros prefieren las bebidas alcohólicas o divertirse con los juegos artesanales que se expenden.
Para resolver la comida las opciones son acudir al mole distribuido gratuitamente por los barrios y colonias de los pueblos que se organizan para ofrecerlo a quienes cooperaron para la celebración o bien acudir a uno de los numerosos puestos de comida, así como tampoco faltan los alimentos caseros que son preparados para llevarse al lugar.
Al final de la jornada, quienes bajan el servicio público que se implementa par este día llevan la huella inconfundible de su visita al Señor del Monte: un aspecto empolvado por todos lados y algunas veces cansado de quien realiza actividades al aire libre, pero la mayoría con una sonrisa y la idea, como dice Laura Juárez del municipio de Teolocholco, de haber convivido con la naturaleza y con la necesidad de un buen baño, ya que el cambio por unas horas de ambiente es bastante notorio.
 

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