ENTREVISTA

La increíble historia de la señora X

"Para qué más que la verdad, me encantó siempre amanecer en brazos de un hombre".

30/01/2015 20:19:35
Bernardino Vázquez Mazatzi
agendatlaxcala
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Hacía mucho tiempo que la señora X, de 79 años de edad, deseaba contar su historia. Se trata de su pasado. Algo que a muchos les puede parecer horripilante, escandaloso, vergonzoso, sucio. Pero a alguien se la debía decir, alguien debía conocer a su debido tiempo lo que ocurrió ya muy tarde en su vida, cuando la mayoría de la gente de su edad sólo debería buscar sobrevivir a la vejez y esperar a la muerte con resignación.

Dice que tenía 65 años cuando se planteó atrapar a un hombre mucho menor que ella, nada más ni nada menos que 30 años más chico. Ella, por decirlo de alguna manera, por esos tiempos seguía teniendo lo que le da por llamar “novios ocasionales”, o dicho de otra manera, amantes de su edad, “viejitos con los que hacía yo todo y nada, mucho y nada; jugábamos… recordábamos cosas de juventud… desnudos” eso cuenta.

El tiempo no perdona. A esta edad ya sólo le queda el recuerdo vivo y las emociones dormidas. A esta edad, nos asegura, ya sólo desea contar su historia, saber que alguien conoció su pasado, que la gente sepa que hay vidas diferentes a las que la sociedad les impone a las adultas.

No tiene vergüenza de nada. No se arrepiente de nada. No cree en el pecado. No considera que la vida impida a la mujer lograr lo que se proponga y tiene la certeza de que para lograr lo que quiera, no hay edad límite. Sí, admite que tal vez su vida no es un ejemplo de rectitud, que lo que cuenta no es muy común pero, en la antesala del final, asevera, ya nada le importa.

Así es que con determinación, buscó los medios para contactar a este entrevistador y me citó en el municipio de San Pablo del Monte. Ella habló sin temor. Sus labios mustios desgranaban las frases y sus manos marchitas se movían en ademanes lentos; sus ojos se esforzaban por distinguir las cosas… a veces hacía pausas para recordar… y costaba creer que una anciana estaba hablando.

“Pos digamos que a mí siempre me gustaron los hombres, desde chica. Tuve muchos de planta y muchos nomás por alguna temporada. También tuve algunos de un día pa’ otro. Para qué más que la verdad, me encantó siempre amanecer en brazos de un hombre”

“No, yo nunca pude vivir sin una pareja. A lo mucho que viví sin alguien fue digamos que como una semana. Luego me conquistaba a alguien o alguien me buscaba, me hacía la pregunta y pos durábamos que un mes, que una semana que un medio año. Eso no era importante…”

“Bueno, en mis tiempos una mujer soltera era sospechosa de algo… y una mujer que se le supiera que andaba que con uno que con otro era una puta, así, de plano. Ahora bien. ¿Por qué yo nunca fui tachada de puta? Bueno, porque nadie sabía que me gustaban los hombres. Bueno, no hasta ese límite. Y nadie pudo haber creído que yo me acostaba con muchos hombres por la simple y sencilla razón de que nunca fui bonita, de veras. La gente pensaba que yo nunca tuve pareja porque nadie se me acercaba”.

“Mira, te voy a decir algo… las mujeres feas tienen mucho sexo, así, de plano. ¿Por qué? Bueno, porque los hombres, muchos hombres nos buscan sólo para tener relaciones. Un hombre va a la segura porque sabe que no tengo pretendientes, o novios, o amantes celosos; y van a la segura porque saben que estoy sola, que vivo sola, que tengo deseos insatisfechos. Y yo los recibo porque son mi oportunidad de tener a un hombre desnudo para mi solita. Las veces que me busque…”

“Nunca estuve sola… siempre tuve en mis brazos al esposo de tal, al marido de cuál, al novio de aquella… al viudo, al separado, al dejado, al viejo… viví intensamente, de todo, con muchos, a toda hora, todos los días… y no me arrepiento. Es más, si volviera yo a nacer volvería a hacer lo mismo, nomás que más veces…”

“Mira, hijo, el tiempo no pasa en balde… a los 55 años me empecé a sentir vieja. Siempre fui delgada, morena, sin una necesidad de vestirme bien o de andar peinada y perfumada. Por esos tiempos nadie podría pensar que yo tuviera sexo. La gente pensaba quién se va a fijar en esa cosa que parece pellejo, quién… Pero haz de cuenta que por esos días tuve la mayor cantidad de hombres”.

“A los 65 años pos no sé, como que me dio la locura. Vi un chamaco, de 30 años… Yo ya era vieja cuando él nació. Yo ya había vivido mucho cuando lo parió su madre… y que me propongo tenerlo. Y sí, lo tuve… duramos cuatro años. Y fue bien lindo todo. Nos veíamos cada ocho días en el montecito. La primera vez fue en mi casa; ya luego nos pusimos de acuerdo y nos veíamos allá arriba”.

“Bueno, haz de cuenta que lo obligué… lo llevé a pedírmelo… Bueno, le hablé de sexo, lo hice tener ganas. Luego le hablé de que una vieja también tiene deseos y que a veces las mayores somos mejores y pues le dije que si no me creía que se lo podía demostrar con la única condición de que me lo pidiera. Y ya me dice: a ver, quiero que te acuestes conmigo y ya que le digo, órales, te espero en mi casa a tales horas… y ya. Creo que le gustó mucho porque después fue otra y luego otra vez… y así, hasta que cumplimos cuatro años”

“Yo tuve a un hombre en mi cama hasta la edad de 76 años… Y él no era tan mayor, si acaso 10 años menos que yo… y es que la gente cómo iba a pensar que dos viejos iban a estar haciendo cosas; por eso nadie sospechaba y por eso yo viví siempre con toda libertad. Como nunca tuve hijos… y bueno, como te darás cuenta, pos tampoco tuve hombres así como que digamos, guapos, o adinerados, o profesionistas… fueron hombre de campo, paisanos, uno que otro borrachito…”

La señora X ríe cuando dice que la mayoría de sus amantes han muerto. Le parece curioso haber ido a su entierro y dice que en el cementerio, recuerda los momentos vividos… le preguntamos por qué quiere contarnos sus secretos, qué espera de ello.

“Sólo quiero que la gente sepa mi verdad, o la verdad de algunas personas adultas, mayores o viejitas, como quieras. Quiero que la gente sepa que no estamos viejos cuando se nos arruga la piel sino cuando dejamos de tener ilusiones, sensaciones en el cuerpo, necesidades físicas, deseos sexuales… quiero que la gente se sacuda esa idea tonta de que a cierta edad ya sólo tienes que tejer bufandas, cuidar nietos, dar consejos, ir a misa, dar de comer a los pollos…”

“La gente debe saber que la vida acaba cuando te convences de que no tienes derecho a hacer lo que te dé la gana con tu cuerpo, con tus deseos, con tus energías, con tu tiempo. Y que entiendan que si de jóvenes todo era prohibido de viejos también lo es y entonces cuándo es que la mujer debe realizarse en todos los sentidos. El sexo es una forma de realización, es algo hermoso… y es gratis. Nunca se es demasiado viejo para vivir plenamente”.

La señora X está convencida de lo que dice… esa es su verdad, su historia…

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