Diana Larrañaga una mujer joven fuerte, decidida, compañera y esposa, comparte su historia, una historia que empaño su vida con el dolor de ver morir a su primer hijo  Carlitos víctima de cáncer, cuando apenas contaba con dos años de edad, “Cachito”, como le decían de cariño, a los nueve meses el bebé enfermó y ante el desconocimiento de lo que son los síntomas de esta grave enfermedad, el diagnostico de Retinoblastoma llegó tarde y a pesar de la atención y tratamiento, cachito perdió la batalla dejando un enorme vacío y espacio en el hogar, un dolor tan grande en el corazón de su familia que a nadie se le desea., dice la madre del pequeño...

“Tuvimos la desgracia de que mi primer hijo murió de cáncer porque no se detectó a tiempo un ratinoblastoma, que fue un tumor en su ojo, ahora con la campaña de salud que presenta carteles, se puede identificar, por la poca información que entonces teníamos no se detectó a tiempo y avanzo la enfermedad, no había una especialidad de ratinoblastoma, el cáncer avanzo, cuando llegamos a México ya el cáncer había avanzado a su cabecita, en un año tuvo muchos estudios, pero murió, fue agotador y muy triste….

Pero eso no termina ahí. Diana comparte para los lectores de Agendatlaxcala, la etapa de su vida, misma que marco nuevamente su existencia. con la llegada de su segundo hijo Santiago, la vida daba una nueva ilusión a la familia, sin saber que vivirían otra prueba más. Santiago con apenas poco más de un añito empezó a dar muestras de que algo en su cuerpecito no estaba bien, el estómago estaba abultado, lo que llamo la atención de Diana, su madre, quien con la experiencia vivida con Cachito, llevo a Santi a consulta pero además, solicito al médico le mandara hacer un estudio de laboratorio para conocer de manera certera el motivo del abultamiento en el abdomen del pequeño, su instinto materno le advertía de algo desconocido, pero grave, muy grave.

El diagnóstico médico y de laboratorio fue fatal, a Santi le fue diagnosticado también cáncer, un cáncer denominado Tumor de Wilms Estadio 3 con Metástasis a Hígado, el hígado del pequeño había sido afectado en tres cuartas partes por el tumor que incluso abrazo el riñón derecho del niño y gran parte del hígado había sido devorado.

Con la experiencia vivida con el pequeño Juan Carlos, el temor de perder a un segundo hijo incrementaba el dolor de los padres de Santi, se revivía el dolor y el miedo, pero se sobrepuso el amor por su hijo, saber y vivir la gravedad del cáncer en Cachito, impulso a Diana y su esposo a recurrir a todo lo que se tuviera que hacer para lograr la salud y vida del niño.

La preocupación, el miedo, la incertidumbre, pero más el amor, llevo a los padres a luchar y durante un año y dos meses permaneció Santi internado en el Hospital Infantil de Tlaxcala, lugar, donde tanto padres y niños que ahí reciben su tratamiento que por distintas enfermedades permanecen en el nosocomio, forman otra familia, comparten el dolor de tener un hijo enfermo y a la vez, ser olvidados por amigos, y a veces hasta por la propia familia, ya que al principio del diagnóstico, la familia y amigos ofrecen apoyo pero al paso de los días y por lo largo del tratamiento, se cansan, se olvidan y se quedan solo los padres y el pequeño enfermo en su mundo, en su pena, en su dolor.

“Santi tuvo tumor de wilms estadio tres ya es un poco avanzado con metástasis a hígado, mi otro niño tuvo retinoblastoma con infiltración al sistema nervioso central, desde los nueve meses estaba con muchos síntomas ue nosotros desconocíamos, le fue detectado seis meses después cuando él ya tenía año y medio”

Originaria del Distrito Federal pero radica en Tlaxcala. Diana admite que el pasar más de un año internada también con Santiaguito en el Hospital Infantil, la volvió sobre protectora con su hijo, cuidaba que nada ni nadie afectara la salud del pequeño, eso provocó que involuntariamente tuviera una relación un tanto ríspida con el personal médico y de enfermeras, a quienes ahora  agradece la atención dada a su hijo y a todos los niños que por alguna razón están ahí, sufriendo y padeciendo lo difícil que es la enfermedad, la que sea.

Recuerda que de acuerdo a la ciencia, después de la muerte del pequeño Juan Carlos, no había posibilidades de volver a tener otro bebe con ese problema “era una entre millones, tuvimos otro bebe y llego también con un cáncer llamado tumor de wilmss, se le abulto el estomaguito y empecé a detectar que le creía, el tumor le comió su riñón derecho, empezó otra vez la vida en hospital, piquetes, sufrir el niño y nosotros también, porque sabíamos el panorama que venía, por el desenlace que ya habíamos tenido con nuestro primer hijo. Nunca nos vencimos, seguimos adelante luchando con él el niño”.

Santiago de tan solo cuatro añitos lucho contra la enfermedad, le dio metástasis, el panorama era tan negro porque no había esperanzas, estuvo en terapia intensiva le dio endocarditis le entro una bacteria a su corazón, pancreatitis, colitis, le transfundieron sangre plasma y plaquetas, Santi y sus padres vivieron un cuadro muy difícil, que ahora recuerdan un año y dos meses de hospital pues el menor hace un año que ya se encuentra en etapa de vigilancia, sus estudios están saliendo limpios, dice Diana, por lo que ahora cada mes acude a su cita médica para mantener la salud del niño “Ahora ya tenemos un año fuera del hospital, ya no hay enfermedad”.

Diana agradece el apoyo de la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC) Tlaxcala, la cual dice, se acercó a ella cuando más lo necesitaba, cuando requerían de una palabra de aliento, de cariño, de apoyo, de ayuda. El tratamiento del pequeño Santiago que hoy juega, ríe y arranca sonrisas, fue prolongado pero valió la pena, por eso hoy Diana Larrañaga comparte su historia y se suma a la asociación de ayuda para dar testimonio de que existe una organización que ayuda en los momentos difíciles del niño y la familia que enfrentan la enfermedad de cáncer.