Era después del medio día del miércoles 30 de mayo, una tienda departamental en la que se expenden artículos para oficina, y que se ubica sobre la carretera Ocotlán estaba casi abarrotada, realizaba una gran promoción a la que denominó venta nocturna.
Ahí se concentraron incluso algunos funcionarios que no dejaron pasar la gran oferta, sólo que los empleados de la tienda no se daban abasto, era demasiado la demanda.
Y el representante del gobierno federal en Tlaxcala y coordinador de las delegaciones en la entidad, Vicente Hernández Roldán ya había insistido por lo menos en cuatro ocasiones a los empleados de la departamental que le mostraran un aparato electrónico.
Pero nadie le ponía atención, primero porque eran muchos los clientes, y segundo, porque no disponían de las llaves del exhibidor, así que la petición del funcionario federal era ignorada.
“Joven tengo un poco de prisa, porque ya tenía que estar en una reunión, por favor me atiende”, explicó  Hernández Roldán. Y en efecto, mostraba una actitud impaciente, antes ya lo habían tardado en otra sección de la tienda.
Por fin, llegó el encargado del área y abrió el exhibidor, de inmediato el coordinador de las delegaciones indicó cuál era el artículo que le interesaba, era un ipod.
Pero el supervisor a penas sacó el artículo de la vitrina y Hernández Roldán lo tomó apresurado, pues ya se le hacía tarde.
El supervisor observó con angustia cómo se alejaba el consumidor, en realidad nunca supo de quién se trataba, no lo identificó.
¡Se lo lleva, se lo lleva, síguelo!, ordenó el supervisor a uno de sus subordinados, pensó que se daba a la fuga.
Hernández Roldán se detuvo en la caja, donde ya lo aguardaba uno de sus acompañantes para apresurar el pago, eso tranquilizó al despachador de la tienda, quien terminó apenado por su reacción.