ENTREVISTAS

Sobre calificado para empresas mexicanas, Francisco no se rinde

Con una beca del gobierno de Japón obtuvo una maestría en Ingeniería de Toma de Decisiones en el Instituto Tecnológico de Tokio, de la cual se graduó hace un año con honores, menciona y enfatiza que carece de “conectes” en el país que sean su palanca o enlace, entonces opta por buscar una oportunidad laboral en el país del sol naciente.

14/07/2014 13:29:02
Laura O. muñoz
agendatlaxcala
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Francisco Valencia Willis es un mexicano que además del español, su lengua original, domina el inglés, francés y japonés, además de tener conocimientos de los idiomas italiano y portugués en un nivel intermedio, disfruta mucho de conocer y comprender culturas a través de sus idiomas y tradiciones.

Para un par de docenas de empresas mexicanas a las cuales aplicó, recibió respuestas calificándolo como un profesional sobre calificado y le ha sido difícil hallar trabajo en su país, del cual salió hace cerca de cinco años.

 “No tengo conectes en México para obtener un trabajo”, señala en referencia a las “palancas” que se utilizan en el mercado laboral de México.

Simple y directo, Francisco resume con esta frase la situación que enfrenta actualmente y que lo mantiene en Japón en la búsqueda de una oportunidad laboral que en México no ha sido posible.

Originario de Sinaloa, estudió ingeniería industrial en el Instituto Tecnológico de ese lugar y por medio del concurso nacional de becas que ofrece el Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón a través de su Embajada en México, obtuvo una beca al 100% para estudiar su maestría en Tokio, haciendo investigación de elementos socio-económicos para fomentar las alianzas público-privadas.

Menciona que hizo estudios de comparación de niveles de calidad, competitividad y transparencia en desarrollo de industria e infraestructura entre Japón, Chile, Australia, Alemania y México.

Concluyó que la cultura mexicana tiene una actitud intrínseca que mantiene el control de la incertidumbre de manera muy débil, por lo tanto el potencial económico y de competitividad se ve afectado de la manera como se acredita la corrupción de recursos públicos como algo “normal”.

La facilidad con la cual inicia la conversación muestra gran parte de la actitud habitual de Francisco, siempre dispuesto a colaborar y tejer redes para hacer realidad distintos proyectos y conectar a México y Japón.

Tal vez por esto en su currículum se encuentra un sinfín de participaciones como delegado y embajador de México en actividades académicas y de negocios en conferencias internacionales, la más reciente es la organizada por la Universidad de Harvard en el tema de liderazgo corporativo en el Proyecto Harvard para Asia y Relaciones Exteriores (Hpair).

Con una sonrisa siempre en su rostro, Francisco es un mexicano que se abre paso día a día en  Japón, país al cual llegó durante la primavera del 2010, su aventura comenzaría con una atractiva bienvenida: un Japón vestido de cerezos en flor y una cantidad de otros jóvenes talentos como él de otras partes de México y del mundo.

“Cuando trabajaba en México, me llamó la atención la forma en que los japoneses manejaban sus estándares de calidad, recibíamos el producto de vuelta principalmente de Japón, detalles tan simples como tener una rayita pequeña en el empaque hacía que el producto fuese rechazado, yo deseaba saber cómo era el proceso que ellos manejaban, por eso decidí venir a Japón, para entender esa parte. Además que siempre estudiamos sobre las metodologías de trabajo de Japón cuando estaba en Ingeniería Industrial, hacían que mi curiosidad fuese mayor”.

Su inquietud por conocer más allá de las fronteras nacionales para mejora su preparación salió a la luz desde muy joven, cuando a través de una beca ofrecida por Rotary International viajó a Francia para cursar el último año de preparatoria por medio de su programa de intercambio de jóvenes.

Su situación como estudiante en un país extranjero no siempre fue fácil y enfrentó distintos problemas para amoldarse a un sistema educativo desconocido, pero su perseverancia lo llevó a investigar sobre el funcionamiento y encontrar los puntos a su favor.

A un año de finalizar la maestría que en inglés se llama “Value and Decision Science”, Francisco desarrolla distintas actividades laborales en Japón y a pregunta directa confiesa que en ocasiones se siente “ni de aquí, ni de allá”, ya que en México las oportunidades laborales no le han sonreído y en Japón se enfrenta a un mercado muy competitivo.

Su caso muestra que en México la preparación no siempre juega a tu favor, y esto está comprobado por los índices de “fuga de cerebros” que colocan a nuestro país en el top 10. Hasta ahora no existen políticas que hagan inclusión de los talentos mexicanos en el extranjero para repatriarlos y hacer uso de sus habilidades y conocimientos así como lo hacen países como Singapur, China, inclusive recientemente Brasil y las Filipinas.

La última vez que intentó buscar un empleo en su país natal, se le negó el espacio porque para sus entrevistadores, estaba “sobre-calificado”.

“Yo considero que esa idea es absurda, nadie puede estar demasiado calificado para algo, ni siquiera habíamos mencionado el tema del salario, yo sólo apliqué porque la vacante iba paralela a mi preparación y mis metas”, enfatiza.

¿Si tuvieras una oportunidad, regresarías a México?, se le pregunta.

“Claro que sí, pero no tengo conectes suficientes en México para llegar a las personas que realmente toman la decisión, quien se queda con un puesto, que es como la mayoría obtiene un puesto en nuestro país, por eso, por lo pronto busco aquí en Japón”, señala.

Con todo y su situación, Francisco no cambiaría su experiencia que lo ha llevado a recorrer Asia y Europa en foros donde ha compartido espacios con muchos talentos jóvenes de alrededor del mundo junto con presidentes de grandes corporativos, políticos, académicos, activistas, premios Nobel y otras personalidades mundiales que han facilitado otra de las actividades de Francisco: la apertura de espacios de comunicación de oportunidades para estudiantes y profesionales mexicanos en el extranjero.       

 

Conectando a México y Japón

Francisco no limita sus actividades al ámbito laboral, su experiencia como estudiante internacional y su afán de compartir le han llevado a buscar la forma de apoyar a otros estudiantes que cómo él llegan a Japón para encontrarse con una cultura totalmente diferente.

La conversación gira ahora en torno a “Nichi Boku Bashi” (NBB), asociación no gubernamental creada en 2012 como un espacio de comunicación entre estudiantes y profesionales mexicanos que desarrollan actividades en Japón y a través de la cual se busca tejer redes de apoyo, abrir espacios, dar proyección y todo tipo de acciones que respalden la formación integral de los connacionales que están en el país del sol naciente.

“Tratamos de conectar, de crear puentes entre Japón y México, de intercambiar información que pueda ser útil para que la gente pueda saber que hay espacios para estudiantes de todas las ramas del conocimiento”, dice entusiasmado.

Francisco es uno de los co-fundadores y presidente asignado para Nichibokubashi, cuyo significado en japonés es “Puente entre Japón y México”, se distinguen con un logo que reúne a una flor de cerezo con una flor de dalia, ambas flores nacionales de respectivos países. Son estas creaciones propuestas y votadas por ellos mismos y por medio de ellas expresan sus valores de intercambio y cooperación.

Su trabajo para tender puentes entre ambos países ha logrado permear al grado de que la embajada de México en Japón les dio un espacio en su página de internet para que los estudiantes puedan contactarlos y puedan recibir, de entrada, alguna orientación de aquellos que de una u otra forma han logrado adaptarse a la vida del otro lado del mundo.

Francisco es uno de esos casos, de hecho, mientras se desarrolla la conversación, Francisco aprovecha para comer algo después de un largo día de trabajo y su opción es ordenar “Okonomiyaki”, uno de sus platillos favoritos, el cual es una especie de pizza japonesa, como se le refiere comúnmente.

El pedido lo realiza completamente el japonés, idioma que ha ido logrando dominar después de estudiarlo y practicarlo poco a poco por su propia cuenta, aunque confiesa, más adelante, que para desenvolverse en él necesita de unos minutos para “cambiar de chip”, igual que le sucede para los otros idiomas que maneja. “No podría ser buen intérprete, a mí me gustan los idiomas, pero me tardo en cambiar de canal” comenta con buen humor.

Pocos pero ruidosos

Lejos de la imagen que comúnmente existe sobre la preponderancia de las ciencias exactas y las ingenierías como los espacios para becas en Japón, Francisco señala que hay oportunidades para todas las áreas.

Actualmente, al menos existen unos 200 estudiantes mexicanos se encuentran en Japón para realizar algún nivel de estudios por largo tiempo, ya sea becados por el gobierno japonés o bien apoyados por su país natal. Menciona que existen más estudiantes, aquellos que vienen de intercambio, que normalmente aunque su estancia es corta y son bienvenidos en las actividades del grupo, es difícil darles seguimiento.

 “Los espacios son para todas las áreas, hay quienes realizan estudios de ciencias sociales, como el caso reciente de antropología, también hay becas para quienes se dedican a las artes y medicina, lo importante es que quienes tengan interés busquen la oportunidad y una vez que la obtengan no la desaprovechen”.

Y es que confiesa que una vez que un estudiante recibe una beca del gobierno japonés, la deserción ya ha castigado con la reducción de becas por parte de Japón a México, un costo caro para las generaciones jóvenes quienes aún buscarían una oportunidad en el futuro.

Enseguida, señala que los mexicanos en Japón pueden no ser muchos, pero si “ruidosos”, ya que hay historias de éxito en diferentes niveles, como el empresarial, la función pública y la ciencia. Menciona casos de una ingeniera civil quien fuese el Premio Juventud de México en el 2012, o un estudiante de Relaciones Internacionales quien se ha convertido embajador de la cultura popular gracias al reconocimiento del Ministro de Relaciones Exteriores de Japón, un estudiante de robótica quien ha creado una tecnología para mover objetos con el pensamiento, o en su propio caso, obtener el título de “Líder del mañana” por parte de la Universidad de St. Gallen en Suiza en su prestigiado simposio que maneja la estructura del Foro Económico Mundial.

 

Juntando a 5 continentes

La entrevista se desarrolla a escasos dos días del cumpleaños número 31 de Francisco y comparte que un amigo lo esperaba para comer pozole en su honor, un platillo típico del país al cual no ha podido regresar después de tres años, precisamente porque hacerlo sería encontrarse sin un espacio laboral, además que ya vive en una situación retadora.

Recuerda que su onomástico ha sido el marco perfecto año tras año para saber que ahora es un ciudadano del mundo.

Y es que su paso por el extranjero, su contacto con gente de todos los países le derrumbó estereotipos y le ayudó a ser más tolerante.

“Muchas veces aprendemos imágenes de la personas de otros países que no siempre son ciertas, como de la gente de Medio Oriente, con la idea de que nos venden los medios como terroristas, pero te puedo decir que entre mis más respetables amigos extranjeros, en Japón encontré personas de esa región, como Afganistán, Siria o Irán y son de las personas más solidarías y nobles que he conocido, ese tipo de mitos son los que he derrumbado no sólo con ellos, sino con mexicanos, latinos, africanos y demás”.

Una de las mejores cosas que Francisco considera que le ha dejado salir a explorar el mundo, es precisamente conocer a gente de todos los continentes.

“El año pasado decidí celebrar mi cumpleaños número 30 con una fiesta especial en la bahía de Tokio y con comida mexicana y cuando estaba en plena charla, una amiga estadounidense a quien aprecio mucho, me menciona que después de haber hecho una encuesta en la fiesta, tenía reunidos a representantes de los cinco continentes festejando conmigo y no fue a propósito, pero fue uno de los mejores cumpleaños de mi vida”, concluye con una amplia sonrisa.

Dialogando con el Premio Nobel, Sir Harold de Kroto, Abu Dhabi Emiratos.

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